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Pepa San Martín es una directora y guionista chilena, nacida en Curicó, que ha construido su carrera y profesión a base de trabajo, tesón, energía y mucha conciencia sobre la necesidad de que el cine y la cultura sirvan como armas de transformación del mundo.
Sus inicios estuvieron vinculados al teatro, pero fue tras acceder por primera vez a un set de rodaje cuando descubrió su auténtica vocación: el séptimo arte. Sin tener una formación académica tradicional, ha sido a través del trabajo constante y su labor, mayoritariamente como ayudante de dirección en casi una treintena de proyectos, donde forjó su estilo y completó su formación. Nombres como José Luis Torres Leiva o Alejandro Fernández Almendras, entre otros, han sido algunos de los maestros de los que ha aprendido el oficio, la técnica y sobre todo la necesidad de estar conectada directamente con las historias que cuenta.
De esta forma orgánica y coherente nace La ducha, su primer trabajo como directora. Una historia protagonizada por dos mujeres y un gato en el que ya podemos ver gran parte de los elementos que la acompañarán a lo largo de su distintos proyectos: mujeres en el espacio central de la narración; vinculaciones afectivas complejas y profundas descritas con sencillez; el uso de la cámara en mano con una impecable organización interna de la composición del plano; la sutileza y sensibilidad a la hora de transmitir fortaleza; y la presencia de sus dos productoras de cabecera: Marianne Mayer-Beck y Macarena López.
Su segundo trabajo, Gleisdreieck (2012), muestra un triángulo afectivo protagonizado por mujeres maduras, y de nuevo lesbianas, esta vez sin gato, pero sí con muchas cerezas. Sin duda toda una reivindicación de la madurez como espacio vital en el que las relaciones y los vínculos afectivos continúan en evolución.
En 2016, dirige Rara, su primer largometraje, está basado en la historia de Karen Atala, abogada y jueza chilena de ascendencia palestina y una de las primeras profesionales de la judicatura chilena en visibilizarse como lesbiana, lo que le llevo a perder la custodia de sus hijas. Con ella arrasa entre el público y la crítica, con una impresionante lista de galardones, nominaciones y selecciones en los más prestigiosos festivales del mundo, entre ellos el Premio Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián.
Una película construida desde la mirada de una niña de 12 años sobre la realidad de su familia, su entorno y ella misma, puesto que tiene que aprender a relacionarse con el mundo desde la conciencia de que tener dos mamás no es algo habitual. Una narración en un tono tan adecuado, entre denuncia y reivindicación, que logró la calificación de apta para público familiar en su estreno comercial chileno, lo que la convierte en la primera con protagonistas lesbianas en obtenerlo en su país.
Su filmografía siempre propone temas para abrir diálogos, replantearse las convenciones y demostrar la insuficiencia de los pasos dados en Chile, país del que cree, como lo ha confirmado su ardiente actualidad, que todavía tiene mucho camino por recorrer en términos de igualdad y derechos. Y quizás, lo más importante, su absoluta certeza de que el cine es una valiosa arma política de transformación social, sin que eso lo aleje de su capacidad de empatía y conexión con el público.
Desde Zinegoak creemos que el triunfo de Pepa San Martín es el triunfo de la constancia y del esfuerzo. El triunfo del cine que nace de la necesidad acuciante de contar realidades que nos interpelan, y el triunfo de poder hacerlo mediante procesos de trabajo, autorales, horizontales e inequívocamente feministas nacidos de una manera orgánica y nunca forzada.
Por todas estas razones le otorgamos nuestro Premio Honorífico 2020 y esperamos que sirva no solo como reconocimiento al trabajo realizado, si no también como refuerzo y respaldo a los proyectos que sin duda vendrán.
